El papel oculto del nitrógeno en la proliferación de algas tóxicas

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Durante décadas, el fósforo ha sido el principal sospechoso de alimentar la proliferación de algas tóxicas en los lagos. Una nueva investigación de la Universidad de Vermont cuestiona esta suposición y revela que incluso pequeñas cantidades de nitrógeno pueden empeorar significativamente estas floraciones, lo que afecta la calidad del agua y la salud del ecosistema. Este no es sólo un debate académico; tiene implicaciones en el mundo real sobre cómo gestionamos los recursos de agua dulce.

El enfoque histórico sobre el fósforo

Tradicionalmente, las estrategias de gestión de los lagos se han centrado en reducir la escorrentía de fósforo, ya que se considera ampliamente el principal impulsor del crecimiento de cianobacterias. Las cianobacterias, también conocidas como algas verdiazules, prosperan con el exceso de nutrientes, creando floraciones que pueden asfixiar la luz solar, agotar el oxígeno y producir toxinas dañinas para los humanos y la vida silvestre. Sin embargo, el estudio de la UVM sugiere que el nitrógeno, que a menudo se pasa por alto, desempeña un papel mucho más crítico de lo que se pensaba anteriormente.

Nuevos hallazgos: la influencia del nitrógeno

Los investigadores analizaron muestras de agua del lago Champlain, centrándose en la bahía de St. Albans y la bahía de Missisquoi. Los datos revelaron que los niveles de nitrógeno, incluso en pequeñas concentraciones, se correlacionaban con un aumento de la biomasa de cianobacterias. En la Bahía de Missisquoi, los niveles de nitrógeno fueron, en algunos casos, el doble que en la Bahía de St. Albans, lo que potencialmente impulsó un desarrollo de floración más fuerte. El estudio destaca que el nitrógeno no se trata sólo de si se produce una floración, sino también de su composición, toxicidad y duración.

La volatilidad del nitrógeno

A diferencia del fósforo, el nitrógeno es un nutriente muy volátil. Existe en diversas formas, tanto naturales como sintéticas, lo que dificulta predecir su impacto en los ecosistemas lacustres. Si bien la escorrentía de fósforo es relativamente sencilla de gestionar, los niveles fluctuantes de nitrógeno, exacerbados por las inundaciones inducidas por el cambio climático y las precipitaciones extremas, plantean un desafío mayor.

Más allá de la superficie: producción de toxinas

A pesar de la alta biomasa durante las floraciones, los científicos de la UVM encontraron bajas concentraciones de toxinas en las muestras iniciales. Sin embargo, esto no garantiza la seguridad. Las floraciones secundarias pueden liberar toxinas incluso después de que la floración primaria falle. Los investigadores planean realizar más estudios para identificar las especies específicas de cianobacterias presentes, su potencial genético para la producción de toxinas y cómo los factores ambientales influyen en la toxicidad.

La necesidad de una gestión adaptativa

Las estrategias actuales de gestión de lagos deben evolucionar para abordar el papel oculto del nitrógeno. Es fundamental reducir la escorrentía de nitrógeno de fuentes agrícolas e industriales. Es necesario un seguimiento más frecuente y exhaustivo del agua, especialmente durante fenómenos meteorológicos extremos. Es esencial realizar más investigaciones para comprender cómo el nitrógeno interactúa con el fósforo y otros nutrientes para impulsar el desarrollo de la floración.

Direcciones de investigación futuras

Los investigadores de la UVM planean continuar su trabajo, empleando muestreos quincenales y de alta frecuencia en todo el lago Champlain. Utilizarán pruebas genéticas para identificar especies de cianobacterias y evaluar su potencial de producción de toxinas en diversas condiciones. El objetivo es ir más allá de la simple detección de floraciones y predecir su composición, toxicidad y duración con mayor precisión.

El panorama más amplio

El estudio de la UVM subraya un cambio fundamental en la forma en que abordamos la gestión del agua dulce. El nitrógeno, que durante mucho tiempo se pasó por alto, ahora se reconoce como un factor crítico en el control de la proliferación de algas tóxicas. Ignorar esta realidad sólo exacerbará el problema, amenazando la calidad del agua, la salud de los ecosistemas y la seguridad humana. Se necesita urgentemente un enfoque más holístico y adaptativo para proteger estos recursos vitales.