Comprender el cerebro de los perros podría revolucionar el adiestramiento de perros de servicio

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Investigadores como Erin Hecht están explorando un área de estudio fascinante: cómo la estructura del cerebro de un perro influye en su comportamiento. A través del estudio de varias razas de perros, los científicos están obteniendo información sobre los mecanismos que dan forma al aprendizaje y la adquisición de habilidades, conocimientos que podrían mejorar significativamente el entrenamiento de los perros de servicio y mejorar las vidas de innumerables personas.

El poder de la raza: la evolución en un frasco

El laboratorio de Hecht se centra en lo que ella llama “evolución en un frasco”. La idea es que diferentes razas de perros, criadas meticulosamente durante siglos para tareas específicas, ofrecen una oportunidad única de observar los procesos evolutivos en funcionamiento. A diferencia del estudio de cambios evolutivos lentos entre generaciones, las razas de perros presentan una ventana rápida y observable sobre cómo los factores genéticos pueden producir diferentes rasgos de comportamiento.

“Estamos interesados ​​en los perros porque existen diferentes linajes que se crían para diferentes perfiles de comportamiento, como cazar, pastorear o vigilar”. –Erin Hecht

El laboratorio utiliza resonancias magnéticas no invasivas para examinar la organización del cerebro, con el objetivo de comprender qué diferencias en la estructura del cerebro contribuyen a las diversas habilidades observadas en las distintas razas. El objetivo es identificar qué hace que un perro detector de olores se destaque en el aprendizaje de un conjunto de tareas, mientras que un perro de servicio destaca en un conjunto de habilidades completamente diferente.

Las implicaciones prácticas de la investigación del cerebro

Esta investigación no es puramente teórica; tiene implicaciones sustanciales en el mundo real. Si bien profundizar nuestra comprensión de cómo aprenden los cerebros es valioso por derecho propio, el trabajo podría conducir directamente a mejores perros de servicio y mascotas familiares más sanas y felices.

Actualmente, alrededor de 500.000 perros de servicio en los Estados Unidos ayudan a personas con una amplia gama de discapacidades. Estas discapacidades incluyen discapacidades sensoriales y de movilidad, afecciones psiquiátricas como trastorno de estrés postraumático y trastorno de pánico, autismo, afecciones del desarrollo neurológico, diabetes, epilepsia e incluso alergias graves. Cada perro de servicio entrenado tiene un precio elevado, que cuesta 50.000 dólares o más. Un desafío importante es la alta tasa de fracaso (alrededor del 50%) y los tiempos de espera, a menudo prolongados, que pueden durar años, para las personas que buscan un perro de servicio.

Identificar estudiantes exitosos

La investigación de Hecht tiene como objetivo abordar estos desafíos mediante la identificación de “biomarcadores” (indicadores mensurables) que predicen el potencial de un perro para un entrenamiento exitoso.

“Si podemos identificar antes a los estudiantes exitosos, podemos acortar el tiempo para que las personas obtengan los perros que necesitan”.

Al identificar rasgos tempranos en la vida de un perro, los investigadores esperan agilizar el proceso de entrenamiento, reducir las tasas de fracaso, acortar los tiempos de espera para las personas y, en última instancia, hacer que los perros de servicio sean más accesibles para quienes los necesitan. La capacidad de predecir qué perros tienen más probabilidades de prosperar en un programa de entrenamiento específico podría representar un avance importante en el campo de la asistencia canina.